Esta pregunta se la hace mucha gente. Sobre todo, en un tiempo en que hay mucha información, pero también mucha desconfianza. La fuente principal, para acceder a la figura de Jesús, son los evangelios, como podemos ver a continuación.
Jesús en los evangelios
Nace en Belén (Mt 2,1; Lc 2,4.6.15), siendo César Augusto emperador de Roma (Lc 2,1) y Herodes el rey de Judea (Mt 2,1). Es hijo de María (Mt 1,16.18.20; 2,11; 13,55; Mc 6,3; Lc 2,5.6.16.34). Circuncidado a los ocho días (Lc 2,21), recibe el nombre de «Jesús» (Lc 1,30; 2,21), «porque él salvará a su pueblo de los pecados» (Mt 1,20). Desconocemos detalles de su infancia, juventud y primera madurez, que transcurrió en Nazaret, aldea de Galilea. Siendo ya adulto, «Jesús se bautizó» (Lc 3,21) «en el Jordán» (Mc 1,9).
Después de ser bautizado por Juan no regresa a Nazaret, sino que va a Cafarnaún, junto al Lago de Tiberíades. Allí comienza su actividad de predicador itinerante: anuncia la llegada del Reino de Dios, y realiza signos salvadores. Es un maestro que enseña «con verdad el camino de Dios» (Mt 22,16). Se hace acompañar por un grupo de discípulos; a doce de ellos los constituye «apóstoles». Pronto encuentra la oposición radical de los judíos piadosos contemporáneos: los fariseos le acusan de tergiversar la Ley; los escribas de otorgarse el perdón de los pecados, reservado a Dios; los saduceos de atacar la institución del Templo. La actuación y el mensaje de Jesús «provocó en los judíos un mayor deseo de matarlo, porque no sólo no respetaba el sábado, sino que además decía que Dios era su propio Padre, y se hacía igual a Dios» (Jn 5,18).
En uno de sus viajes a Jerusalén para celebrar la Pascua, Jesús celebra una cena con sus discípulos (Mt 26,17-30; Mc 14,12-31; Lc 22,1-38). Esa misma noche, es traicionado por Judas (Mt 26,14-16. 47-56). Jesús es conducido a casa de Anás (Jn 18,13) y de Caifás (Jn 18,24), sumo sacerdote aquel año (Mt 26,3.57; Jn 11,49), que había dicho: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo» (Jn 18,14). De casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio (Jn 18,28), donde le espera Pilato; los judíos no tenían permiso para dar muerte a nadie, por eso piden a Pilato que sea él quien condene a muerte a Jesús: «crucifícalo» (Mt 27,22-23; Mc 15,13-14; Lc 23,21; Jn 19,6.15). Jesús carga él mismo con la cruz. Llevan a Jesús a un lugar, fuera de las murallas de Jerusalén, llamado «La Calavera» (Mt 27,33; Mc 15,22; Lc 23,33, Jn 19, 17 b), que en hebreo se dice Gólgota (Mt 27,33; Mc 15,22; Jn 19,17 b), donde lo crucificaron. Pilato manda escribir un título en la cruz que decía: «Jesús de Nazaret, el rey de los judíos» (Jn 19,19; Mt 27,36). El soldado romano dice al ver clavado a Jesús en la cruz: «Verdaderamente este hombre era justo» (Lc 23,47); María y el discípulo amado están «junto a la cruz» de Jesús (Jn 19,25). Los judíos piden a Pilato que baje de la cruz a los condenados porque es sábado (Jn 19,31).
Lucas narra, que «el primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los aromas que habían preparado […] Dos hombres se presentaron ante ellas vestidos con ropas deslumbrantes […] Ellos les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”» (Lc 24, 1-6).
Con este artículo, hemos querido realizar un recorrido rápido sobre la vida de Jesús, según nos narran los mismos evangelios.
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