Introducción al Evangelio de Lucas (para fortalecer tu fe)

Introducción al Evangelio de Lucas (para fortalecer tu fe)

Lucas escribe su Evangelio hacia finales del siglo I de nuestra era, en torno a los años 80-90 d.C. Su relato es un proyecto ambicioso, porque no solo nos quiere contar los hechos y dichos de Jesús sino cómo la primera comunidad cristiana prosiguió la misión iniciada por el Señor. Esto lo cuenta en el libro de los Hechos de los Apóstoles que es la continuación de su Evangelio. Pero volvamos al relato inicial, al Evangelio. Lucas escribe no desde Palestina sino, posiblemente, desde alguna ciudad de Acaya que era una región de Grecia. Los destinatarios de su Evangelio son principalmente cristianos que viven fuera de Palestina, en las ciudades del Imperio romano. Un mundo cultural y religioso muy alejado del judaísmo en el cual predicó Jesús, mundo en el cual los cristianos aún eran una minoría. En ese mundo pagano el escrito de Lucas podía servir como una estupenda catequesis para anunciar a Jesús a quienes aún no lo conocían. Había que ir a todas las naciones, así se lo había pedido el Señor a los suyos. Lucas con su obra pretende que sean muchos los que puedan conocer la Buena Noticia sin importar donde vivan o qué lengua hablen.

En los 24 capítulos del Evangelio Lucas nos hace un recorrido completo por la vida de Jesús que empieza en su infancia (capítulos 1-4), aborda largamente su ministerio público (capítulos 4-19) para concluir con el relato de la Pasión, es decir, los acontecimientos de la muerte y resurrección del Señor (capítulos 22-24). Todo el relato de este Evangelio inicia y termina en la ciudad santa de Jerusalén. Si te aventuras a leer este evangelio –cosa que ojalá hagas- acompañarás a Jesús en el camino. Desde Galilea pasarás por Samaría y llegarás hasta Jerusalén. Y este viaje para ti, como para los discípulos, no será un viaje más, será un viaje catequético. Por más de diez capítulos del Evangelio escucharemos a Jesús predicar, curar, sanar, relatar sus parábolas. Sí, en este camino hacia Jerusalén Jesús se hace Palabra. Una Palabra que prepara a los suyos.

Si quieres conocer a Jesús tal como nos lo presenta Lucas tienes que andar este camino con Él. Aquí escucharás a Jesús hablar de temas tan queridos para él como: el Espíritu Santo, el papel de la Virgen María, la oración, los pobres, la alegría cristiana, el seguimiento de Jesús, la consecuencias éticas para la vida cristiana de este seguimiento, la misericordia, el Reino de Dios
todos estos son los temas teológicos de su Evangelio. 

Reptaquam, aut ut eos est ditiis sus. Ucipiciet ommo blantur Nam, sit untiumq uiandae necab ium fugia

No encontrarás en Lucas largos discursos incomprensibles sobre el ser de Dios. Nos hará comprender fácilmente cómo Dios es capaz de perdonar nuestro pecado y abrazarnos sin rencor alguno. Basta leer la parábola del Hijo pródigo para entender esto (Lc 15). Lucas quiere hacer comprensible y deseable a Dios, por eso utiliza repetidamente en su Evangelio el género de las parábolas. Contamos veintiocho parábolas en su Evangelio, once las comparte con los evangelistas Marcos y Mateo y diecisiete son propias de Lucas. Cada una de ellas son joyas de la espiritualidad evangélica. ¿Quién no desearía ser en su vida ser siempre como aquél buen samaritano de la parábola (Lc 10,30-37)? Practicar la misericordia es uno de los grandes ejes teológicos de este Evangelio. Y esto porque Lucas nos quiere mostrar que la misericordia es uno de los atributos fundamentales de Dios. Pues así es Dios nos querrá decir Lucas. Y así podríamos seguir con cada parábola. 

Te podría dar otros datos de este Evangelio, explicarte más cada uno de sus núcleos teológicos. Pero quizás te cansaría. Lucas dedicó su obra a Teófilo (Lc 1,3) no sabemos precisamente si Teófilo fue un personaje real, quizás el mecenas de Lucas, o si más bien es un nombre simbólico. La etimología de Teófilo significa «amigo de Dios», quizás Lucas dedicó su evangelio a todos los que buscan esa amistad con Dios. Entre los cuales estarás probablemente tú, querido lector.

Lucas, con su obra, perseguía fortalecer la fe de todos los amigos de Dios. Para que nunca olvidaran –olvidáramos– que Cristo es nuestro Salvador (Lc 2,11). Y que ante las dificultades, ante las vicisitudes de la vida nos llama e invita a no desfallecer. Conviene no olvidar nunca esas palabras de Jesús: «No tengas miedo» (Lc 5,10). Porque la vida con miedo no merece la pena ser vivida. Porque el amor expulsa el temor, y la vida vivida al lado de Jesús cobra todo el sentido.

El Dios de la ternura, el Dios de la misericordia que Jesús nos anunció y Lucas nos ha recogido en su Evangelio nos está esperando. Te invito a leer este Evangelio no para saber más cosas de Jesús, sino para amarlo y seguirlo mejor. En la hora actual de nuestra Iglesia se nos invita a ser una «Iglesia en salida». Se nos invita a ir al encuentro de los que se fueron o de los que nunca han venido y mostrarles el rostro misericordioso de Dios manifestado en Jesucristo. Qué duda cabe que es una invitación noble y que participa de esa misma pasión evangelizadora que vivió Lucas en el siglo I de nuestra era. Pero antes, debemos encontrarnos personalmente con Jesús. Él te espera. Empieza por la primera página del Evangelio de Lucas. No te arrepentirás. Cordialmente, tu amigo.